Aguafuertes en el desierto

Mercado glotón

Por Walter Calabrese

Te pusiste la faja para disimular la gula, te engulliste al Estado y creíste estar de fiesta.

No pudiste con tu genio, liberaste hasta los clavos oxidados, pero los dados están marcados

Y hay un juez en espera, cuando pasen los años vendrá quienquiera, y no habrá manera de escaparle a la sentencia, por haber hundido a la ciencia estarán sin descanso.

La misma cultura levantará nuevos muros para separar lo falso de lo bueno

Libre es quien piensa, no el que acapara, por eso dice la abuela que el confiado cae mal sentado.

El mercado no es libre, lo manejan unos pocos, y aunque vayas a Uruguay te traerán de la oreja, porque los impuestos se pagan aunque haya queja.

Libres son los pueblos que trabajan por su Patria, dominados serán los que la venden para complacer a los ricos del norte.

Si no hay pan para el pobre, se quedaran con la góndola llena.

No hagan stock, compren lo necesario, para lograr que el  mercado juegue al solitario

Así no será necesario creer en estos cuentos, porque la caja se achica y se fruncen los precios.

Los glotones no comparten, siguen su propio interés, no les interesa el bien común, sino el propio.

Es la filosofía del mercado, todo para pocos y poco para muchos.

Son los no mosqueteros, solo miran su monedero, no entienden la furia de quien queda afuera con la ñata en la vidriera.

Pero no teman, son pura espuma, un día verán que el vaso siempre estuvo medio vacío.

Y ahí comenzará el lío, porque no tendrán respuestas para mejorarle la vida al gentío que se le viene encima.

Una sombra pronto serán, nada más.

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