Aguafuertes en el desierto

La mano que mece la cuna

Por Walter Calabrese

No es áspero el camino de quien va con bata blanca, se pasea tranquilo como rata en casa abandonada, porque entiende los juegos del poder.

Mientras la mano del amo mece la cuna, el niño con peluca juega a que es fuerte como el acero templado, pero no te marees pibe, sos apenas un empleado del poder real.

El titiritero mueve a su marioneta, le marca cada jugada, eso no es un pavada, pues le recuerda al león que él no es el rey de la selva.

Fue con rabinos por la foto, aunque no entiende un soto juega a vestirse de paisano, y hace lo que le dice el Gran Hermano, anda p´allá pibe y sácate una selfie con Trump.

Pero la mano pesada se juega en su hotel, con cartas marcadas se lleva las fichas, y con sus amigos juegan al Estanciero para repartirse lo que quedó del pastel.

Será el dueño de la Argentina un extraño del pelo largo que sin contemplaciones va…

Y la nave va, a la deriva, guiado por el capitán Ahab que persigue el déficit cero creyendo que es el santo grial. Si miras solamente lo macro verás que no es algo sacro,

Y te marcará la cancha el pueblo, al que abandonaste a su suerte, que con desdén dejaste desnudo ante los precios de muerte.

El jubilado no puede comprar sus remedios, el comerciante no puede pagar la luz, la clase media resiste la prepaga. Hasta cuando el apriete de un pueblo dolorido que creyó en un cambio colorido y se encontró con un cadalso que ya huele a podrido.

Cuánta confusión, mucho ruido, pero las nueces se las llevan sus compañeros de póker

Muchachos entiendan que hay un paisano con mucha tarasca que mece la cuna, mientras muchos apenas podemos dormir porque no llegamos a fin de mes.

Sí, lo entendí, el poder no cambia a la gente, la muestra como es. El burro puede fingir ser león, pero tarde o temprano rebuzna.

Y el pobre pide pan, y ellos no le tiran ni un hueso, 

Dicen no hay un peso, pero compran aviones de museo para darle algo a los milicos.

Todo es una venta de simulacros de un grupo de perdularios ávidos de ganancias

Sólo tienen hambre de poder, y eso quedará en evidencia. No es una ciencia el develarlo, habrá un pueblo para juzgarlo.

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