Opinión

Fútbol y pensamiento mágico

Por Walter Calabrese

Un partido se gana por haber elaborado una buena estrategia que permita que cada jugador despliegue sus destrezas. A eso, cada jugador debe sumarle simplemente ganas, entusiasmo, compromiso. Es lo único que lleva al éxito a un equipo. Por el contrario, el pensamiento «mágico» sólo busca callar nuestros miedos con una solución simplista, creyendo que alguien puede influir en un partido o en el destino de una persona. Eso es engañarse a uno mismo, además de ofender a Dios con idolatrías paganas.

Messi no requería de ningún brujo para enseñarle el camino al gol, solo necesitaba que el equipo no desentonara y lo acompañara al llegar al área. Así, la inclusión de Enzo Pérez para romper líneas fue fundamental para darle más frontalidad al juego junto a Di María yendo en su carril. Sencillamente había que jugar al fútbol con garra y creatividad, algo que saben hacer habitualmente en sus clubes los buenos integrantes que tiene el plantel del Seleccionado argentino.

Lo de Tapia, el presidente de la AFA, llevando a un brujo para “ayudar” al plantel, dibuja un mapa preciso de la actual crisis de la entidad que rige los destinos del fútbol argentino, con sus continuos desaciertos al cambiar de técnico y en el manejo institucional. Ese gesto desesperado por buscar ayuda extra para ganar como sea, muestra, en parte, la incompetencia de este dirigente, a la vez que ofende a todos los hinchas de este bendito deporte al intentar hacerles creer que ese “ayudante” que él llevó fue importante para conseguir el triunfo. Peor aún, humilla a los propios jugadores argentinos, puesto que da por entendido que sus habilidades no alcanzaban para ganar dicha contienda definitoria.

Vivimos en un país que tiene una tradición futbolera que invita a la pasión, que sabe de triunfos y cómo alcanzarlos, que los vio en cientos de oportunidades en cada club en el campeonato local, en la Copa Libertadores, en las finales de las copas del mundo que ganamos y perdimos. El hincha conoce de fútbol, se apasiona y quiere ganar siempre, pero así no, subidos en el caballo de la desesperación solo se encuentra confusión y barullo. El pensamiento mágico es engañoso, porque se puede llegar a pensar que con eso se pueden ganar todos los partidos. No es así señores, al fútbol se gana jugando bien.

La vida sería más sencilla si simplemente hiciéramos nuestro trabajo como corresponde y con ganas. Así, los resultados llegarán por añadidura. De esa manera, no necesitaríamos salir corriendo a buscar un “salvador” de turno para llegar a la meta. Esos gestos solo nos pueden acercar al oscuro sótano de la ignorancia…

De aquí a Rusia podemos mejorar mucho, porque tenemos un buen plantel de jugadores y porque tenemos una historia que nos respalda. Lo único que debemos evitar es que se manche esa larga trayectoria de nuestro fútbol con parches mágicos que solo sirven para tapar otras falencias: las de una dirigencia que desentonó bruscamente con el sentimiento que el argentino tiene por esta camiseta gloriosa. Los dirigentes de la AFA deberán hacer un curso acelerado de sensatez para encontrar el camino del orden institucional, para, así, poder tratar con respeto a los jugadores y al público.

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