Campañas electorales

Un informe describe las características del elector que no quiere ir a votar

Los candidatos de Unión por la Patria solicitaron a los estrategas de la campaña realizar un estudio para poder analizar las motivaciones de quienes no quieren participar en las PASO, de los que votarían en blanco y de los indecisos en la Provincia de Buenos Aires. La idea incluye una suposición: que allí se esconden votos peronistas, en áreas geográficas en donde ese sufragio era tradicionalmente del peronismo.

Un dirigente provincial destacaba que «no solo queremos saber qué pasa, sino a partir de ese diagnóstico ir casa para por casa, hablar, preguntar, convencer y señalar que se puede estar mejor». Además, remarcó el buen trabajo del actual Gobernador de la Provincia de Buenos Aires: “por eso la campaña de Axel Kicillof habla de un derecho al futuro ligado a derechos sociales conquistados en su gestión.»

El equipo técnico que realizó el estudio pudo extraer tres conclusiones. En primer lugar, que tres de cada diez votantes manifiestan en los sondeos que su interés por acercarse a las urnas en agosto es muy débil. En segundo término, han determinado que las posibilidades de un mayor ausentismo se presentan en los sectores que siempre estuvieron más cercanos al peronismo. En esa franja aparecen las capas de la población más humildes, los jóvenes y una combinación de ambos factores. En tercer lugar, se evaluó a quienes habían votado en 2019 por el Frente de Todos y por Juntos por el Cambio, el resultado muestra una merma en que quienes irán a votar por Unión por la Patria respecto de los electores del macrismo.

También se consideraron otras variables, las mujeres están más decididas a votar que los hombres, un 72 por ciento contra un 69. La edad fue otro factor al que se le prestó atención, entre los jóvenes que van de los 16 años a los 29, solo un 54 por ciento afirma que votará con seguridad. De 30 a 45 años sube a un 82 por ciento. De 45 a 59 años es un 66 por ciento, y entre los mayores de 60 el porcentaje es de 72.

Eso números advierten que hay que prestar mucha atención al sector de la población que se ubica entre los que votan por primera vez y los menores de 30 años. El dato es preocupante, más de la mitad no muestra ganas de acercarse a las urnas el 13 de agosto.

En el análisis por nivel educativo la segmentación muestra otra señal de alerta. Entre los electores que votarían el nivel de estudio bajo muestra solo un 58 por ciento, el medio un 71 por ciento y el alto un 85 por ciento. Si se combina bajo nivel educativo con menor edad aparece un mayor número de personas que tienen menor intención de ir a votar.

El director del Centro de Estudios de Opinión Pública, Roberto Bacman, en una consulta realizada por el diario Página 12 afirmó que «para entender el fenómeno desde el punto de vista sociológico hay que estructurar nuevas categorías». El consultor habla de «votantes en transición«, y que esa categoría «está compuesta por aquellos que dicen que están indecisos o no saben o no contestan, los que dicen que van a votar en blanco y quienes están muy decididos a no ir a votar». Para Bacman los tres tipos de personas «corresponden a categorías a las que nunca se les dio gran importancia dentro de las encuestas porque históricamente solo se proyectaban los indecisos». Anteriormente, quienes se mostraban como indecisos culminaban votando casi del mismo modo que los electores más decididos. Es decir, antes se los distribuía  proporcionalmente y con ello bastaba. 

El argumento de Bacman se basa en sus estudios comparando anteriores elecciones, aclara que «en las legislativas de 2021 empezamos a encontrar el fenómeno del no voto como señal de alarma. Desde que existen las PASO, había menos gente votando en las internas que en las generales. ¿Por qué? Alguna vez lo investigamos. Algunos contestaban que no les interesaba participar en las internas, o porque si no había internas reales era un trámite burocrático, o porque ni sabían que era obligatorio».

El sociólogo también remarcó que en las PASO del 2021, en la provincia de Buenos Aires, se registró una muy baja asistencia. «Cuando la gente dice que está indecisa, y en ese estado de indecisión esconde, que no es lo mismo que mentir, toda la verdad, es imposible proyectar esos resultados como se hacía antes. Y vienen las equivocaciones importante», subrayó. Así, Este fenómeno pudo percibirse en las elecciones de Santa Fe, o Córdoba, provincias en donde las encuestas calculaban otro tipo de participación y distintas distribuciones del voto comparado con los resultados finales. En Santa Fe, según Bacman, esa característica favoreció a Juntos por el Cambio, y en Córdoba al peronismo de Martín Llaryora. 

Encuesta de CEOP

El consultor puso especial atención en lo que está ocurriendo en esta etapa en el Conurbano, y remarcó que «en la última encuesta nacional, de hace aproximadamente una semana atrás, había un 18 por ciento de este tipo de votantes. El dato estadístico es fuerte, porque estamos hablando de uno de cada cinco votantes está en transición, según la categoría de la que ya hablé. En ese votante en transición pueden esconderse actitudes no captables desde las encuestas, que hacen dificultosa y riesgosa la proyección. Por eso la debilidad de los sondeos, que incluso va más allá de la metodología de campo, porque ese votante en transición aparece tanto en las telefónicas como en las encuestas presenciales». Teniendo en cuenta el factor sociodemográfico, Bacman señala que «los que más se destacan son los que residen en el Conurbano, pero pasó también en Rosario, Córdoba y Mendoza, aunque no en Tucumán». 

En el sondeo realizado, cuando se les pregunta con quién se identifica, se manifiestan como lejanos de cualquier formación partidaria. «El factor más importante es la combinación de enojo y desilusión, y esos factores en votantes que eligieron antes al peronismo se fundan, según expresan, en el hecho de que ‘todos los políticos son iguales’ o que ‘no hicieron lo que prometieron’, o simplemente que no ven perspectiva de futuro», aclaró Bacman. «No alcanza con que vengan de familia peronista, porque la épica o el recuerdo pueden ir perdiéndose en medio de su situación económica grave».

En referencia al informe presentado, un dirigente de la Tercera Sección electoral leyó ese diagnóstico y se propuso una misión. «Si no vamos a hablar con los votantes uno por uno no los vamos a poder convencer ni de que el 13 voten ni que voten por Unión por la Patria, y ése es el trabajo que en la Provincia ya están haciendo Axel y cada uno de los intendentes más conscientes de este fenómeno: hay que trabajar sobre la realidad para ganar, no desconocerla.»

Para revertir ese desgano con las urnas es preciso intensificar los esfuerzos para acercarse al ciudadano en cada barrio, visitar cada casa, ir con ganas de escuchar abiertamente a la gente para luego entablar una conversación. Esto requiere cercanía permanente con el ciudadano, presencia y diálogo de café, porque muchos necesitan expresar lo que les pasa.

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