diciembre 12, 2025

Infografía Política

Repensando la aldea global

Chile rumbo al ballotage: perfil de Jeannette Jara

Por Walter Calabrese*

Jeanette Jara, quien fuera Ministra del Trabajo de Gabriel Boric, representa al oficialismo en estas elecciones y es la primera vez en más de 25 años que el Partido Comunista puede impulsar una candidatura presidencial respaldada por toda la alianza de izquierda. Ese camino se cristalizó luego de alcanzar una gran victoria en las primarias sobre Carolina Tohá, quien pertenecía al Partido Socialista, también ex ministra del actual presidente.

Jeannette Alejandra Jara Román es una abogada de 51 años. Nació el 23 de abril de 1974 en Santiago, siendo la mayor de cinco hermanos, aunque su infancia transcurrió en la comuna de Conchalí. Es la hija de un mecánico y un ama de casa, que la criaron en un ambiente que tenía preferencias por la izquierda. “Vengo de una familia de esfuerzo y sé lo que es levantarse temprano para ir a trabajar y volver tarde a casa esperando que el sacrificio valga la pena”, había comentado Jara en un discurso el día 8 de abril. Su vida no fue sencilla. Se casó por primera vez a los 19 años, y a los 21 quedó viuda. Teniendo 33 años fue mamá.

Sus inicios en la política comienzan en 1989, cuando inició su formación política en las Juventudes Comunistas de Chile, donde pudo militar hasta que ingresó en el Partido Comunista en 1999. Un tiempo antes, Jara había iniciado sus estudios en Administración Pública en la Universidad de Santiago de Chile (USACH), en donde comenzó a destacarse y fue elegida presidenta de la Federación de Estudiantes en 1997. También, en la Universidad Central de Chile, estudió y se recibió de abogada en 2014.

Después de terminar su primera carrera, Jara trabajó en el Servicio de Impuestos Internos de Chile (SII) como fiscalizadora e inicia al mismo tiempo su carrera como dirigente sindical, tarea que realizó por varios años. Más tarde, llegaría su oportunidad mayor en la política cuando la ex presidenta Michelle Bachelet la nombró Subsecretaria de Previsión Social en su segundo mandato, entre los años 2016 y 2018. Luego de esa etapa, Jeannette Jara dedicó más tiempo a la abogacía y la docencia universitaria, pero su carrera se fue construyendo sin padrinajes ni atajos apresurados.

Con Gabriel Boric en el poder con la nueva izquierda chilena, Jara fue elegida Ministra del Trabajo y Previsión Social. En el desempeño de su cargo logró concretar un proyecto emblemático que venía largamente postergado: la reducción de la semana laboral de 45 a 40 horas.

Jeanette no representa al típico militante del Partido Comunista, pues se destaca por su habilidad para alcanzar acuerdos con la oposición política y con el empresariado. No obstante,  ha recibido algunas críticas por su posicionamiento y definiciones sobre el gobierno de Maduro. Fue muy tajante,  ha enfatizado que en Venezuela existe un régimen autoritario, por lo que de a poco fue tomado distancia de su partido.

Tras tres años como ministra, Jara dejó el gobierno de Boric para abocarse de lleno a la campaña presidencial. Hoy es la principal carta de la izquierda chilena para mantenerse en el poder, contando con el apoyo tanto del ala tradicional como de la progresista.

Hay que hacer una salvedad sobre lo que es ser comunista en Chile, pues no representa el mismo espacio que en otros lugares de la región. Aquí, por ejemplo, el comunismo contó con seguidores que alcanzaron fama internacional, como Pablo Neruda, Víctor Jara o Violeta Parra. En América Latina, en cambio, el Partido Comunista (PC) es una partido con poco peso político y que necesita entrar en grandes frentes para participar en los comicios. En Chile. el PC tiene poder, con militancia bien conformada  y con su primer candidata en la segunda vuelta presidencial.

Jara incluso había realizado una campaña despegada de las viejas etiquetas marxistas: los colores rojos, los clásicos símbolos del martillo y la hoz, junto a discursos de la lucha proletaria fueron eliminados y remplazados por una estética de rosados y azules, pero sobretodo poniendo énfasis en un discurso enfocado en mejorar la calidad de vida de todos los chilenos. Para atraer a votantes del centro reforzó su mensaje sobre el tema de la seguridad, una de las mayores preocupaciones de la ciudadanía y, en parte, una de las razones por las que Kast tiene alguna ventaja.

Jara llega al ballotage con una historia de esfuerzo y orígenes populares que pueden conectar el chileno que vive y sufre la realidad día a día, es una candidata que se parece más a la gente de a pie. En estos tiempos de desconfianzas y nuevas derechas que prometen mano dura y alimentan discursos de miedo, como Kast, la ex ministra busca otro tono más cercano a la gente. Jara no esconde en sus relatos los problemas reales, como la inflación, inseguridad y la migración fuera de control, por el contrario, aborda esas temáticas con ideas más sencillas, pues cree que “la vida se arregla con derechos, no con amenazas”. Ya lo había dicho en el discurso de cierre de campaña ante más de 20 mil personas en Maipú, una de las comunas más grandes de Santiago: “Chile no se cae a pedazos. No somos los que promovemos el odio, por el contrario: por eso yo no me escondo detrás de ningún vidrio, porque yo no le temo al pueblo de Chile”.

Por eso, tras la primera vuelta en las urnas Jara pidió que no dejen que “el miedo congele los corazones”. La referencia es en relación a la política y al clima “emocional” que ha vivido el país desde el estallido social.

Las encuestas muestran a la derecha enfilada detrás de Kast, aunque el llamado al voto nulo de Parisi ha abierto una nueva incógnita. Jara necesitará acercarse a un electorado que eligió un voto castigo a Boric y su gestión, y seducir a un electorado que busca prontas soluciones con un Estado que los incluya.

Aun cuando en Chile es distinto, la figura del PC es para algunos chilenos un motivo para no darle el voto a la izquierda. El éxito de Jara podrá darse si logra hacer visible su capacidad de desmarcarse de la etiqueta comunista, pues sigue siendo un símbolo muy fuerte a la vista del electorado de derecha, porque representa un límite que para ellos no se cruza por razones ideológicas. Aunque no todas las cartas están sobre la mesa, frente a un electorado derechizado, todavía hay un espacio para que el perfil dialoguista, pragmático y cercano a lo popular mantenga una luz de esperanza para la izquierda.

La moneda sigue en el aire, no hay que descartar nada, pues en las últimas batallas electorales los grandes perdedores fueron los encuestadores, que no pudieron ver el ascenso de Paz en Bolivia, ni acertaron en las legislativas de septiembre y octubre en Argentina. Hasta que no se valide hasta el último voto sólo contamos con hipótesis y supuestos. La única realidad es la que vive el pueblo chileno, en sus manos estarán las respuestas.

*Periodista