Medio Ambiente

Emergencia hídrica en la Cuenca del Salado

Por Silvia Romero*

La emergencia hídrica en la Cuenca del Salado expone un consenso inusual: productores y gobierno bonaerense coinciden en que sin financiamiento nacional no habrá solución posible. Los fondos existen, pero no se ejecutan. Esta es la cronología que revela cómo y por qué las obras quedaron paralizadas.

La cuenca del Río Salado, corazón productivo de la provincia de Buenos Aires, enfrenta una de las peores emergencias hídricas de los últimos tiempos. Más de dos millones de hectáreas se encuentran bajo el agua, con pérdidas productivas que entidades rurales estiman en miles de millones de dólares. La combinación de lluvias extraordinarias a lo largo de 2025 y la paralización de obras clave transformó un fenómeno climático en una crisis social, económica y política.

Un plan inconcluso

El Plan Maestro de la Cuenca del Salado fue aprobado en 1999 y comenzó a ejecutarse en 2003, durante la presidencia de Néstor Kirchner. Con financiamiento del Banco Mundial, buscaba dragar, ensanchar y encauzar más de 700 kilómetros del río para recuperar 8,5 millones de hectáreas productivas. Sin embargo, a más de dos décadas de su lanzamiento, apenas la mitad del proyecto fue concretado.

Los tramos 1 y 2 se completaron entre 2003 y 2007. El tramo 3, iniciado en 2011, demoró hasta 2017 en finalizar. El tramo 4, iniciado en 2017, avanza de manera fragmentada y hoy se encuentra paralizado en su Etapa II, pese a que en 2023 había sido adjudicado a un consorcio de empresas con financiamiento asegurado.

La decisión de Milei

La crisis actual se conecta directamente con las políticas implementadas tras la asunción del presidente Javier Milei en diciembre de 2023. Apenas asumido, su ministro de Economía, Luis Caputo, anunció la cancelación de toda obra pública nacional. “El Estado nacional no va a licitar obra pública y cancelará las que se hayan licitado y hayan comenzado”, fue el punto cinco de su plan económico.

Así, más de 2.300 proyectos en todo el país quedaron sin financiamiento. Entre ellos, las obras hídricas de la Cuenca del Salado, pese a contar con recursos específicos a través del Fondo Hídrico Nacional, financiado con impuestos al combustible. Según un informe presentado en Diputados, en 2025 el Gobierno nacional no ejecutó ni un peso de ese fondo, que permanece invertido en plazos fijos.

El costo de la inacción: un desastre anunciado

Según CARBAP, las pérdidas acumuladas por no completar el Plan Maestro ya superan los 40.000 millones de dólares, una cifra que contrasta con la inversión necesaria para finalizarlo. La entidad rural calificó la situación como un “desastre humano y productivo”.

En marzo de 2025, el diario La Nación publicó un artículo donde el presidente del Consejo Honorario del Salado, Alberto Larrañaga, denunció la paralización del tramo IV.2 del dragado del Río Salado —apenas 30 kilómetros a la altura de Roque Pérez y Lobos—.

Ese sector, considerado un “cuello de botella”, impide el escurrimiento de las aguas ya encauzadas en tramos anteriores y agrava los anegamientos.

Aunque la obra había sido declarada “prioritaria” y cuenta con fondos específicos del Fondo de Infraestructura Hídrica, los pagos nacionales fueron detenidos a fines de 2024. Primero se ralentizaron las tareas y finalmente se paralizaron por completo justo en la temporada de inundaciones. (Fuente: La Nación – 26/03/2025)

Larrañaga sostuvo que la obra involucra no solo a Buenos Aires, sino también escurrimientos de las provincias de Santa Fe, Córdoba, La Pampa y hasta de San Luis por el río Quinto: “No vamos a aceptar que la Nación se desentienda de la misma. Esto es inexplicable e inaceptable. La gente está desesperada en medio de las inundaciones y no podemos callar ni mirar para otro lado”. (Fuente: La Nación – 5/9/2025)

Nación vs. Provincia

El gobernador Axel Kicillof viene reclamando desde 2024 que la Nación reactive las obras o le transfiera los recursos para que la Provincia pueda avanzar. “Lo de Milei no es eficiencia económica, es una salvajada”, denunció, al señalar la apropiación de fondos con asignación específica.

Sin embargo, desde la Casa Rosada no hubo respuesta. Ni Milei ni su ministro Caputo explicaron por qué los recursos no se ejecutan. En este escenario, la Provincia apenas puede sostener trabajos de mantenimiento, insuficientes frente a la magnitud del problema.

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Una pregunta abierta

La historia de la Cuenca del Salado expone una constante: los gobiernos, de distinto signo político, avanzaron a distintas velocidades pero nunca detuvieron por completo las obras. La administración libertaria rompió esa lógica pausando las obras, para priorizar el ajuste fiscal incluso en proyectos con financiamiento ya garantizado.

Hoy, mientras el agua cubre millones de hectáreas y amenaza el futuro de la principal región productiva del país, la pregunta que se hacen productores, vecinos y especialistas es la misma: ¿hasta cuándo el costo del ajuste y la inacción seguirá ahogando a la provincia de Buenos Aires?

Por Silvia Romero – Presidenta de la Asociación Civil Guardas Ambientales

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